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viernes, 18 de julio de 2014

Los Secretos del Numero 13 Los Secretos del Numero 13

Los Secretos del Numero 13
Los Secretos del Numero 13

Es curioso que el rezo de Shajrit coincida repetidamente con el número trece, como en los siguientes ejemplos:
  • En los Korbanot que mencionamos antes de “Hodú”, leemos las trece Midot (reglas) que dijo Rabí Ishma’el, con las que se estudia la Torá.
  • En el “Baruj Sheamar” se menciona trece veces la palabra “Baruj”.
  • En los Pesuké Dezimrá, en el tercer Mizmor, donde toda la creación alaba a Hashem, figuran trece fuentes de alabanzas: De los ángeles, las montañas, los animales, las aves, los reyes, etc.
  • En el último Salmo de los Pesuké Dezimrá se menciona trece veces la raíz de la palabra “Halel” (alabanza).
  • El “Yishtabaj” se compone de trece términos para alabar a Hashem.
  • La Amidá se divide en tres partes (alabanzas, peticiones y agradecimientos). La primera y última de ellas no cambia durante todo el año, sin importar el día o el horario del rezo que se está llevando a cabo. Lo único que varía es la intermedia, la cual en días de semana contiene trece bendiciones.
  • Después de la Amidá, pronunciamos las trece cualidades de Hashem, que al ser mencionadas con concentración, Hashem se apiada y nos perdona.
  • Al finalizar la Tefilá, acostumbramos leer los trece principios de la fe recopilados por Maimónides.
Además, no sólo en el rezo figura el número trece, sino que la suma de las letras que conforman los nombres de nuestros Patriarcas también resulta trece: Abraham (5), Itzjak (4) y Ya’acov (4). Del mismo modo sucede con los nombres de nuestras matriarcas: Sará (3), Rivká (4), Rajel (3) y Lea (3).
Moshé Rabenu, hasta el día en que falleció escribió un total de trece libros de Torá. A cada tribu entregó uno, y el treceavo lo guardó en el Arón Haberit.
Los Rabinos que se dedican al estudio de la Cabalá describen cómo será el Mundo Venidero, y hacen alusión a trece ríos que emanan un aroma Celestial.
Lo que queda por explica es ¿Por qué el rezo se identifica tanto con el número trece? ¿Cuál es su secreto y significado también en otras áreas?
Hashem Creó el Cielo y la Tierra, lo espiritual y lo material, el alma y el cuerpo. Cada uno representa un polo opuesto. Lo material y terrenal se identifica con el número seis: El mundo material fue creado en seis días, todo estado material tiene seis lados (cuatro puntos cardinales, arriba y abajo), el cuerpo humano fue elaborado en el sexto día de la creación y se divide en 6 partes: cabeza, cuerpo, dos manos y dos pies.
Por otro lado, lo espiritual y el alma se identifican con en el número siete: El Cielo consta de siete niveles, al igual que el Paraíso, el séptimo día (Shabat) es el día más espiritual, cada séptimo año la tierra descansa durante el año de la Shemitá, siete días de Pésaj, siete días de Sucot, siete semanas previas a Shavu’ot, y el séptimo mes (Tishré) de nuestro calendario es el más bendecido de festividades.
Siendo que lo material es representado con el número seis y lo espiritual con el siete, nuestra obligación es juntar los dos polos, el Cielo con la Tierra, el cuerpo con el alma, para que al sumarlos, obtengamos el número trece.
Esta es la misión principal y el motivo de la Creación. Por eso la primera palabra de la Torá es Bereshit, misma que se conforma de los términos “Berit” (“pacto”) y “Esh” (fuego). La palabra “Esh” se conforma de las letras Álef y Shin, mismas que simbolizan a la Tierra (“Éretz”) y al Cielo (“Shamaim”), aludiendo así que nuestra misión es unir el Cielo con la Tierra.
Además, el valor numérico de la palabra Bereshit resulta novecientos trece. Si sumamos estos tres números (9+1+3), también resultará trece.
Esta unión se consigue mediante el estudio de la Torá y rezando. Es por eso que Moshé Rabenu escribió trece libros de Torá, misma que se estudia mediante trece reglas. Por ello, el rezo mismo se identifica en repetidas ocasiones con el número trece, ya por su intermedio unimos al Cielo con la Tierra, lo material con lo espiritual, el alma con el cuerpo, convirtiéndolo todo en una sola unidad.
Para finalizar, es curioso que el valor numérico de la palabra “Ejad” (“uno”) sume trece, reflejando así la misión que tenemos en conseguir la unión íntegra. Si lo logramos, seremos merecedores del Paraíso, por el que pasan trece bellos ríos de aroma Celestial.

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