Momentos antes del fin

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sábado, 7 de mayo de 2011

El tiempo de angustia


El tiempo de angustia


"En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será librado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro" (Daniel 12:1).
El tiempo de angustia se inicia después que el tiempo de gracia ha concluido; ya no morirá ningún miembro del pueblo de Dios. Cuando el primer mártir del cristianismo, Esteban, fue lapidado "los testigos pusieron sus vestidos a los pies de una mancebo que se llamaba Saulo" (Hechos 7: 58). El que una vez persiguió a la Iglesia y aprobó la muerte de Esteban, llegó a ser un gran apóstol del Señor. Así ha sido a través del tiempo, los mártires de Dios, con su muerte, testifican para que otros se unan al pueblo de Dios. Pero la muerte de un hijo de Dios después de terminada la gracia, no tiene ningún sentido; sería mas bien una derrota.
Al iniciar el tiempo de angustia de Jacob, la imagen de la bestia ha hablado y Dios ha hablado por medio del fuerte clamor, de modo que el mundo está divido en dos grupos: uno que lleva el sello de Dios y el otro que lleva la marca de la bestia.
Respecto a esta etapa del conflicto, Elena de White escribió lo que aparece en el capítulo 40 del libro Conflicto de los Siglos. A continuación un breve resumen.
Miguel, quien es Jesús el intercesor, deja de realizar su obra salvadora. Así concluye la oportunidad de misericordia. El mensaje del tercer ángel también concluye como fuerte pregón. Un ángel que sube de la tierra, testifica en los recintos celestiales que los fieles de Dios han sido sellados, mientras que Cristo, levanta sus manos y exclama: "Hecho es".
Al mismo tiempo los ángeles depositan sus coronas y se escuchan las palabras "El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía" (Apocalipsis 22:11).
Cristo abandona el santuario celestial al tiempo que las tinieblas cubren la tierra y los humanos tienen que "vivir sin intercesor a la vista del Santo Dios", pero llenos del Espíritu por la lluvia tardía. Todo control y freno es quitado a Satanás. El Espíritu de Dios deja de obrar en favor de los impíos. El mundo queda desamparado y se ven escenas más espantosas que las que se vivieron en ocasión de la destrucción de Jerusalén. La tierra será visitada por ángeles destructores los cuales obran con el permiso de Dios. La naturaleza parece rebelarse y los hombres se enfrascan en luchas sangrientas, culpándose al pueblo de Dios como causante de estas desgracias.

Las grandes multitudes religiosas pensarán estar llamadas a mantener el prestigio de Dios y de la verdad, y mostrarán un falso celo por Dios. Pero en verdad es un celo satánico con el cual el príncipe del mal les inspira para que cumplan sus designios. En esta situación, los incrédulos no se darán cuenta de que Dios ha retirado su presencia de ellos y vivirán una experiencia similar a la de los judíos a principios de la era cristiana.
El sábado entonces llega a ser un punto especial de controversia y los que lo guardan, serán objeto de execración universal. Se les considerará como un peligro nacional (en Estado Unidos) y se usará el argumento de Caifás en su contra (Ver Juan 11: 49,50). Los incrédulos llegan a la conclusión de que es preferible que mueran los que guardan el sábado, de modo que se da un decreto con orden de muerte a los sabatistas, dando derecho a cualquiera para matarlos. Es necesario huir de las pequeñas ciudades a los montes. "En el tiempo de angustia, huímos todos de las ciudades y los pueblos, pero los malvados nos seguían y entraban a cuchillo en las casas de los santos; pero al levantar la espada para matarnos, se quebraba ésta y caía tan inútil como una brizna de paja" (PE, 34).
"Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros. Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado" (Jeremías 30 : 5-7).
La revelación compara esta experiencia del pueblo de Dios , con la que Jacob tuvo la noche antes de su encuentro con su hermano. Fue una noche de angustia pues le agobiada y desesperaba el temor que sentía ante la ira fratricida de Esaú. Reconocía que solo Dios podía librarlo de tal peligro, pero al mismo tiempo se angustiaba porque reconocía que sus pecados podían excluirlo del cuidado divino. Jacob era consciente de su total incapacidad para manejar la situación, lo único que lo sostenía eran las promesas de misericordia de parte de un Dios que cumple su pacto. Cuando el patriarca descubrió que el extraño con quien luchó durante la noche era el Ángel de Jehová, se aferró desesperadamente buscando la bendición.
De la manera como Satanás reclamaba para sí el derecho sobre la vida de Jacob, apoyado en los pecados que le había hecho cometer, Satanás, durante el tiempo de angustia, reclamará su derecho sobre los fieles para entregarlos a la muerte. Pero el temor de ese pueblo no resulta del temor a la muerte, sino que es el temor de no haberse arrepentido por algún pecado y recibido su perdón. Temor de que esto impida el cumplimiento de la promesa del Salvador. Se reprocharán a sí mismos por sus faltas y no cesarán de orar, se aferrarán a Dios exhalando el grito: ‘no te soltaré hasta que me hayas bendecido’.
No podrán recordar pecado alguno que no hayan confesado en el momento oportuno. Aprovecharon las oportunidades ofrecidas durante el tiempo de gracia y aunque pecadores, se han refugiado oportunamente en los méritos de un Salvador poderoso. Así que "entre tanto que se dice: si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones" (Hebreos 3:15).
Satanás por su parte habrá puesto en marcha todas sus estrategias para confundir a las gentes, para destruir al pueblo de Dios y para conservar al pueblo engañado. A medida que el tiempo se acaba, la ira de Satanás aumenta. En su esfuerzo por sostener la vigencia de un falso día de reposo tratará de hacerse pasar por Cristo, pero no se le dará licencia para imitar la venida de Jesús.
Los creyentes estarán desprotegidos de las leyes y garantías del estado, unos en las montañas, otros en calabozos, "abandonados" por la humanidad, pero siempre en la compañía de santos ángeles que les darán consuelo. Sus prisiones se tornarán en palacios, y los errantes tendrán compañía.
La hora ha llegado cuando aparentemente Satanás está a punto de destruir al pueblo de Dios. La batalla está en su clímax y Dios interviene derramando las primeras plagas, las cuales aunque no siendo de carácter universal, son derramadas sin misericordia sobre el mundo rebelde. Muchos clamarán a Dios pero no recibirán la protección que una vez rechazaron. Tendrán hambre de la palabra de Dios pero no habrá quien les predique.
Pero el pueblo de Dios no será abandonado para perecer. Aunque enfrentando la grave angustia de Jacob. Los ángeles les observan con ternura y simpatía, saben que están bebiendo de la copa y siendo bautizados con el bautismo.
Se determina una fecha para destruir a los guardadores del sábado. Algunos enemigos se anticipan y procuran destruirlos. Sus espadas se tornan en paja y los ángeles defienden a los fieles. Es una de las últimas oportunidades para que los ángeles ministren al pueblo que por tantos años han ayudado y servido durante este gran conflicto.
Las postreras plagas
Respecto a las plagas que serán derramadas después que Cristo deje de interceder en el Santuario se nos dice que son:
La primera: una especie de tumor o úlcera que caerá como una peste sobre los que tengan la marca de la bestia.
La segunda: se presenta cuando el mar se convierte en sangre y muere todo ser viviente en él.
La tercera: es similar a la segunda y se manifiesta en los ríos y las fuentes de aguas como una manifestación divina contra los impenitentes que han perseguido a los santos y derramado su sangre.
La cuarta: el sol aumenta su efecto sobre el planeta y quema a los seres humanos.
La quinta: es contra el trono de la bestia y hace que los malos se muerdan la lengua de dolor.
La sexta: ha sido objeto de diversas explicaciones, cosa que no pretendemos resolver en este libro pues supera los límites establecidos para este trabajo. Hay quienes ven en esta plaga una descripción breve de lo que ha sido la lucha del pueblo de Dios al prepararse para el conflicto final que culmina con la derrota de los enemigos de Dios. Es un antecedente al día de la manifestación gloriosa que se describe en las siguiente plaga. (Le invito a considerar una interpretación que puede tener un significado espiritual muy valioso y que está presentada en el Anexo A de este libro).
La séptima: se refiere a la intervención directa de Dios en los asuntos humanos para poner fin a la Gran Babilonia y dar lugar a la gran restauración final. Esto constituye el material que se presenta en los siguientes capítulos.


Dr. Tevni Grajales G.
Universidad de Montemorelos
Montemorelos N.L., México; Febrero 16, 1999 

jueves, 5 de mayo de 2011

¿NOS ESTAMOS ACERCANDO AL FIN?

¿NOS ESTAMOS ACERCANDO AL FIN?
En el próximo mes de noviembre, habrá una junta preparatoria de la firma de la paz entre el pueblo judío y el pueblo palestino. Estimado lector ¡ESTAMOS VIVIENDO MOMENTOS PROFÉTICOS!
La Biblia anuncia que tendrá que firmarse la paz y entonces iniciará el reino por 7 años del antimashiaj (ver libro de Daniel cap. 9 verso 27: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos...”), una semana en la Biblia equivale a 7 años. Todo lo que su servidor escriba tiene que tener base bíblica y no el invito de cualquier falso profeta.
Estados Unidos de Norteamérica e Inglaterra están presionando a firmar la paz a Israel, ¡Pero esto es un engaño! Durante los 3 años y medio será una falsa paz, habrá prosperidad a nivel mundial, pero será falso todo esto. En el mismo versículo dice: “a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda...” Esto quiere decir que empezará una persecución por parte de la Bestia, del 666 a todos aquellos que no acepten su marca; es decir el microchip biológico que será implantado en la mano derecha o en la frente para poder comprar o vender, ver Apocalipsis Cap. 13 verso 16-18.
Tiene que haber un conflicto mundial, antes de que el anticristo aparezca en escena: una guerra mundial. Los ojos del mundo están puestos en el país de Irán, el cual es apoyado por Rusia y China. Esa guerra tiene que pararla el antimashiaj y así quedará como el gran héroe, quedará como el salvador del mundo y la mayoría de la gente del planeta le creerá, incluyendo desde luego al pueblo de Israel, le aplaudirán y lo elogiarán y no solo ello; ¡LO ADORARAN! Esto no esta tanta lejos, se ve venir prontamente.
La gente a nivel mundial ve noticias pero no le entiende a nada, y piensa que todo esta bien y no los culpo del todo, pues no hay quien les enseñe por un lado, pero por otro lado la misma humanidad esta en pecado, y por eso el Ruaj HaKodesh no se derrama sobre sus vidas.
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Recuerde estimado lector que en noviembre habrá ya preparativos muy serios para
este firma de paz y los primeros meses del año 2008, son importantísimos, porque de
lo que se llegue en arreglos en este noviembre, repercutirá de una manera vital, por
así decirlo a nivel mundial.
En abril, que es el mes de Nisan (Calendario hebreo) se inician las fiesta bíblicas, con la
fiesta de pesaj (pascua), y si se llega a un arreglo de paz antes de estas fechas, todos
los próximos meses son claves hablando bíblicamente.
La mujer vestida de sol, es el pueblo de Israel, que aparece en Apocalipsis 12, las doce
estrellas son las 12 tribus de Israel, el sol representa a Jacob uno de los patriarcas del
pueblo de Israel y la luna representa a Raquel, la madre de José (el de los sueños
proféticos) ver Génesis Cap. 37 verso 9. Esto lo escribo porque el pueblo de Israel
tendrá una gran persecución en la época del antimashiaj, si usted lee los versículos de
Apocalipsis 12 se dará cuenta de ello.
Oro a Yahshua HaMashiaj (Jesucristo el Mesías) para que el Espíritu Santo abra sus ojos
espirituales, estimado lector, y así todo entendamos los momentos proféticos que
estamos viviendo.
Explicar escatología que es el estudio de los últimos tiempos requiere tiempo. Por eso
en la congregación Gozo y Paz hemos tratado de hacerlo lo mas fácil posible para
entenderle y entenderle bien, como lo explica la Biblia por medio de los verdaderos
profetas de Adonai (Dios), y no como lo hacen a nivel mundial, sectas con su falsos
profetas del diablo, que no tienen otra intención mas que la de hincharse las bolsas de
dinero y llevar almas al infierno.
Conclusión:
¡Si, nos estamos acercando al fin! Conforme vayan sucediendo los acontecimientos, si
el Eterno me presta la vida, seguiremos comentando todo ello según la palabra de
Dios. Lo importante que todos hagamos Teshuva, es decir arrepentimiento.
www.gozoypaz.mx 3
Arrepentirnos y apartarnos de cuanto pecado se cometa. Solamente creer en Yahshua HaMashiaj como el salvador, solamente pedirle a él, invocarlo a él, confiar en él, vivir en santidad y aprendiendo cada día de su palabra.
¡ARREPINTÁMONOS TODOS, PORQUE PRONTO SERÁ TARDE!.
tomado de. www.gozoypaz.mx.

lunes, 2 de mayo de 2011

La lluvia tardía

La lluvia tardía

Muchos agricultores dependen de la lluvia para que sus semillas germinen, crezcan y luego maduren. Cuando la sequía asola las comunidades, aún los mas incrédulos adoptan actitudes religiosas para invocar la lluvia tan esperada.
"En el oriente la primera lluvia caía en el tiempo de la siembra. Esta es necesaria para que// la semilla germine. Bajo la influencia de los aguaceros fertilizantes, surgen los brotes tiernos. La lluvia tardía, al caer cerca del fin de la estación, madura el grano, y lo prepara para la siega. El Señor emplea estas operaciones de la naturaleza para representar la obra del Espíritu Santo. Como el rocío y la lluvia son dados en primer lugar para hacer que la semilla germine, y luego para madurar la cosecha, así el Espíritu Santo es dado para llevar adelante, de una etapa a otra, el proceso de crecimiento espiritual. La maduración del grano representa la terminación de la obra de la gracia de Dios en el alma. Por el poder del Espíritu Santo la imagen moral de Dios ha de ser perfeccionada en el carácter. Hemos de ser totalmente transformados a la semejanza de Cristo" (TM, 514-515).
Desde que Jesús ascendió al cielo, el Espíritu Santo ha desempeñado su papel de gran Capitán del ejército de Dios en la tierra. A través de los años, su poder ha resistido los embates del enemigo fortaleciendo a los fieles de todos los tiempos y preservando la verdad en medio de las tinieblas espirituales. A medida que se acerca el fin del gran conflicto, el gran Capitán se manifiesta en su plenitud. La presencia del Espíritu en el campo de batalla, es la garantía del triunfo para el pueblo de Dios. "Pongan a un lado los cristianos sus disensiones y entréguense a Dios para salvar a los perdidos. Pidan con fe la bendición, y la recibirán. El derramamiento del Espíritu en los días apostólicos fue la ‘lluvia temprana’ y glorioso fue el resultado. Pero la lluvia ‘tardía’ será más abundante. Todos los que consagran su alma, cuerpo y espíritu a Dios, recibirán constantemente una nueva medida de fuerza físicas y mentales. Las inagotables provisiones del Cielo están a su disposición. Cristo les da el aliento de su propio espíritu, la vida de su propia vida. El Espíritu Santo despliega sus más altas energías para obrar en el corazón y la mente. La gracia de Dios amplía y multiplica sus facultades y toda perfección de la naturaleza divina auxilia en la obra de salvar almas. Por la cooperación con Cristo, son completos en él, y en su debilidad humana son habilitados para hacer las obras de la Omnipotencia" (DTG, 767-768).
La lluvia tardía es uno de los eventos de mayor trascendencia antes del fin del tiempo de gracia. Prepara al pueblo de Dios para hacer frente al tiempo de angustia. "Esta obra será semejante la que se realizó en el día de Pentecostés. Como la ‘lluvia temprana’ fue dada en tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa semilla, así la ‘lluvia tardía’ será dada al final de dicho ministerio para hacer madurar la cosecha" (CS, 669) "Podemos haber tenido una medida del Espíritu de Dios, pero por la oración y la fe continuamente hemos de tratar de conseguir más del Espíritu. No debemos nunca cesar en nuestros esfuerzos. Si no progresamos, si no nos colocamos en la actitud de recibir tanto la lluvia temprana como la tardía, perderemos nuestras almas, y la responsabilidad descansará a nuestra propia puerta" (TM. 517).
La lluvia tardía, una promesa condicional
"Cristo prometió el don del Espíritu Santo a su iglesia, y la promesa nos pertenece a nosotros tanto como a los primeros discípulos. Pero como toda otra promesa, nos es dada bajo condiciones...No podemos emplear al Espíritu Santo. El Espíritu ha de emplearnos a nosotros. Por el Espíritu obra Dios en su pueblo ‘así el querer como el hacer, por su buena voluntad’. Pero muchos no quieren someterse a eso. Quieren manejarse a sí mismos. Esta es la razón por la cual no reciben el don celestial. Únicamente aquellos que esperan humildemente en Dios, que velan para tener su dirección y gracia, se da el Espíritu. El poder de Dios aguarda que ellos lo pidan y lo reciban. Esta bendición prometida, reclamada por la fe, trae todas las demás bendiciones en su estela. Se da según las riquezas de la gracia de Cristo, y él está listo para proporcionarla a toda alma según su capacidad para recibirla" (DTG, 626). La primera condición para disfrutar de la promesa consiste en que el agente humano renuncie a su voluntad para someterse a la voluntad de Dios. "Cuando uno ha quedado completamente despojado del yo, solo cuando todo falso Dios es excluido del alma, el vacío es llenado por el influjo del espíritu de Cristo" (O.E., 304). Y ante tal desafío es conveniente recordar que "ningún hombre puede despojarse del yo por sí mismo; solo podemos consentir que Cristo haga esta obra. Entonces el lenguaje del//alma será, Señor, toma mi corazón, porque yo no puedo dártelo. Es tuyo, mantenlo puro, porque yo no puedo mantenerlo para ti. Sálvame a pesar de mi yo, mi yo débil y desemejante a Cristo. Modélame, fórmame, elévame a una atmósfera pura y santa, donde la rica corriente de tu amor pueda fluir por mi alma" (PVGM, 123-124).
El don es para quienes no se conforman con el conocimiento de la verdad sino que permiten que dicha verdad se manifieste en su vida práctica. Es para los que se comprometen a hacer progresar la obra de Dios. No se ofrecerá "hasta que tengamos un pueblo iluminado, que conozca por experiencia lo que significa ser colaboradores de Dios. Cuando nos hayamos consagrado plenamente y de todo corazón al servicio de Cristo, Dios lo reconocerá por un derramamiento sin medida de su Espíritu; pero esto no ocurrirá mientras que la mayor parte de la iglesia no colabore con Dios" (SC, 314).
El Espíritu es otorgado en respuesta a la oración fervorosa y perseverante del pueblo. "¿Por qué no tener hambre y sed del don del Espíritu, puesto que es el medio por el cual hemos de recibir poder? ¿Por qué no hablamos de él, oramos por él, y predicamos acerca de él?...Todo obrero debiera solicitar a Dios el bautismo del Espíritu" (JT 3:212).
Recordemos que "si tenéis una sensación de necesidad en el alma, si sentís hambre y sed de justicia, es evidencia de que Cristo esta obrando en vuestro corazón para que lo busquéis a fin de hacer por vosotros, mediante el don de su Espíritu Santo, las cosas que os es imposible hacer por vosotros mismos" (CJ, 156).
¿Que evidencia más tangible necesitas para creer que en este momento Dios te está otorgando una oportunidad más? ¿Acaso no sientes tu corazón arder dentro de ti? Quisiera pensar que es el momento oportuno para elevar una oración silenciosa, pero sincera. Para reconocer una vez más tu necesidad y expresar tu deseo de verla suplida conforme a la promesa.
Danos el fuego de tu Espíritu Señor, para que purifique e inspire nuestro caminar!

Continúa en el capítulo cinco


Dr. Tevni Grajales G.
Universidad de Montemorelos
Montemorelos N.L., México; Febrero 16, 1999 

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