Con los años, muchos comentaristas, incluido yo mismo, han predicho erróneamente que un ataque israelí contra las instalaciones nucleares de Irán ocurriría "pronto". Pero los últimos acontecimientos y una variedad de señales nos indican que un ataque es inminente, y muy probablemente antes de las elecciones presidenciales estadounidenses.
El mes pasado, en la última ronda de conversaciones en Bagdad, Irán rechazó una serie de propuestas internacionales destinadas a poner fin a la precipitada carrera de Teherán hacia la producción de armas nucleares, negativa que dejó a los líderes occidentales, entre ellos al presidente Obama, nerviosos y profundamente preocupados. Los representantes de los estados miembros del Consejo de Seguridad más Alemania se pusieron de acuerdo para permitir a Irán enriquecer uranio hasta un 5%, suficiente para la investigación médica y otros fines civiles, si accedía a detener su enriquecimiento más avanzado hasta el 20%, detenía los trabajos en su nueva y gran planta subterránea de enriquecimiento en Fordow, cerca de Qom, y entregaba a un tercer país las toneladas de uranio enriquecido al 20% que ya habían acumulado. Los iraníes se negaron.
Los analistas dicen que Irán tiene suficiente uranio enriquecido como para producir cuatro o cinco bombas atómicas si el material se enriquece aún más hasta el 95% (un proceso que es mucho más simple y más rápido que el salto de 5% al 20%). Las esperanzas de la comunidad internacional están orientadas a la activación de una corriente de nuevas sanciones, incluyendo un embargo total de la Comunidad Europea a las importaciones de petróleo iraní, que se estudió el 1 de julio. Tal vez esto pueda persuadir a los iraníes a sentarse y tomar nota.
Pero los líderes y analistas de Israel son muy escépticos. Se teme que, mientras Rusia, China, India, y un grupo de estados musulmanes árabes y no árabes, como Turquía, sigan haciendo importantes negocios con Irán, Teherán podrá resistir las sanciones. Lamentablemente, la historia está del lado de los escépticos: ningún gran país se desplomó o se rindió ante un gran proyecto propio como resultado de las sanciones (véase, por ejemplo, la India y Pakistán, que a pesar de las sanciones occidentales que se les impusieron, resistieron con éxito la idea de paralizar sus programas militares nucleares. Ahora ambos tienen arsenales nucleares).
Los líderes y analistas israelíes creen que el liderazgo en Irán, que es irracional, propio de musulmanes fanáticos, antisemitas y mesiánicos, pretende la destrucción de Israel, por lo que en el caso de que posean armas nucleares, podrían llegar hasta lanzarlas contra Israel. O, en caso menor, no se puede confiar que en dicho régimen no las lance. La semana pasada, el vicepresidente de Irán Mohammad-Reza Rahimi desconcertó a los asistentes a una conferencia internacional contra el tráfico de drogas diciendo que el Talmud, un importante texto judío redactado antes del siglo V, era en gran medida el responsable del tráfico internacional de drogas, ya que "enseña a destruir a todo aquel que se opone a los judíos". También culpó a los judíos de la Revolución Rusa y dijo que los ginecólogos matan a los bebés negros bajo las órdenes de los sionistas.
Por otra parte, los expertos israelíes argumentan que la adquisición por parte iraní de ese tipo de armas dará lugar a una carrera de armamentos nucleares y a una proliferación nuclear en todo el Oriente Medio, sobre todo en los casos de Turquía, Egipto, Arabia Saudita y, posiblemente, otras naciones, compitiendo entre si por sus propias bombas. Esas armas podrían llegar a manos no estatales, como por ejemplo organizaciones terroristas (en la actualidad, Washington y Jerusalén manifiestan un gran temor ante la posibilidad de que el arsenal de armas químicas de Siria pueda, en parte, o totalmente, caer en manos de los aliados de asediado presidente Bashar al-Assad, la milicia islamista libanesa Hezbolá).
De acuerdo con los líderes israelíes, entre ellos el ministro de Defensa Ehud Barak, la ventana de oportunidades para el éxito de un ataque convencional contra las instalaciones nucleares de Irán se está cerrando: la planta de Fordow pronto estará en pleno funcionamiento y, construida bajo una montaña, será invulnerable, y en algún de momento de 2013 Irán podrá tener armas nucleares. Otra razón por la que dicha ventana está cerrándose, pero que los líderes israelíes no mencionan públicamente, es la inminente elección presidencial estadounidense, donde la mayoría predice que permitirá que Obama continúe otros cuatro años en la Casa Blanca.
Obama, reflejando la opinión pública norteamericana, parece que no tener estómago para otra guerra más en el Oriente Medio, y en última instancia prefiere un Irán nuclear a la guerra, a pesar de que ha afirmado de manera implícita lo contrario. Sin embargo, en el período previo a la votación presidencial del 6 de noviembre, Obama tendrá buen cuidado de no alienarse al voto judío americano o de los no judíos partidarios de Israel, por lo que se puede esperar que evite condenar o castigar a Israel si se produce un ataque contra las instalaciones iraníes. Pero después de su reelección, él ya no sufrirá esas inhibiciones electorales.
Las señales parecen acumularse indicando que Israel - que prefiere un ataque estadounidense contra las instalaciones de Irán – actuará por su cuenta en las próximas semanas o meses. Tal vez lo más revelador es el ensordecedor silencio sobre el tema del primer ministro Netanyahu y del ministro de defensa Ehud Barak, quienes durante el invierno y principios de la primavera estuvieron muy ocupados amenazando con un ataque de Israel en todos los podium y en cada micrófono disponible. Ahora están completamente en silencio.
A esto hay que añadir la reciente entrevista en el diario israelí Haaretz con el diputado de Netanyahu y ministro de Asuntos Estratégicos, Moshe Yaalon, un ex jefe de Estado Mayor del IDF. En el pasado, ha sido clasificado por la prensa como uno de los opositores a la idea de un ataque en el interior del gabinete restringido de Netanyahu, donde la decisión de atacar a Irán debe necesariamente ser aprobada. Yaalon ha dicho al entrevistador del Haaretz, Ari Shavit, que entre las opciones de que a Irán se le permita obtener la bomba e Israel bombardee Irán, opta por esta segunda alternativa. Este cambio radical en su posición parece dar mayores probabilidades de una mayoría a las opciones preconizadas por Netanyahu dentro del gabinete restringido,
Por último, un destacado científico político israelí con fuertes vínculos con el establishment de la defensa, Yehezkel Dror, defendió en una entrevista la semana pasada la posibilidad de bombardear las instalaciones iraníes si realmente existe una probabilidad de éxito. Yehezkel Dror, de 84 años de edad, era el miembro principal de la Comisión Winograd que sondeó, y criticó poderosamente, el ataque de Israel contra Hezbolá en el Líbano en el año 2006.
Dror afirmó que se había opuesto con anterioridad a atacar las instalaciones nucleares iraníes con la esperanza de que las sanciones internacionales y la diplomacia funcionaran, o bien que Estados Unidos, un poder mucho más fuerte que Israel, tomaría represalias contra las instalaciones iraníes, o que finalmente las consideraciones sobre el MAD (destrucción mutua asegurada) pondrían freno a que un Irán nuclear atacara a Israel. Pero ahora parece entender que solamente un ataque israelí se interpone entre Teherán y el armamento nuclear, y que permitir la militarización nuclear de Irán amenazaría de muerte la existencia de Israel.
Irán no es equivalente a una guerra fría rusa, y no se puede presumir que actuará racionalmente. Dror es muy consciente de los peligros potenciales de una contraofensiva iraní, la cual probablemente implicaría el lanzamiento de cohetes contra las ciudades de Israel por parte de Irán y de sus aliados, Hezbollah y Hamas, y las consecuencias negativas internacionales que tendría para Israel. Sin embargo, afirma que "la apuesta más peligrosa es no atacar". (Open Zion)