Diáspora
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La destrucción de Judea y el que gran parte de la población judía fuera asesinada, esclavizada o exiliada, y la religión judía prohibida, trajo consigo que la autoridad religiosa pasara del Templo a los rabinos, que recogieron sus interpretaciones sobre el Tanaj en el Talmud: los que permanecieron en la recién creada provincia romana de Palestina lo hicieron en el Talmud de Jerusalén (Talmud Yerushalmi), y los exiliados en el Talmud de Babilonia (Talmud Bavli), que fue redactado en esa ciudad.
Los judíos fueron aceptados en el Imperio romano e incluso llegaron a ser ciudadanos, pero con la llegada del cristianismo las restricciones crecieron. Las expulsiones y persecuciones forzadas dieron lugar a cambios substanciales en los centros de la vida judía a los que las comunidades de lugares alejados seguían, aunque no se mantuvo la unidad debido a la dispersión. Hubo asentamientos en todas las provincias romanas de Oriente Medio, Europa y África.
[editar] Periodo bizantino
Era política oficial el convertir a los judíos al cristianismo (catolicismo para ser exactos), y se utilizó el poder oficial de Roma en estas tentativas. En el 351 los judíos se rebelaron contra las presiones de su gobernador, Gallus. Gallus aplastó la rebelión y destruyó las principales ciudades de Galilea, donde la rebelión había comenzado. Tzippori y Lydda (sitio de dos de las academias legales principales) nunca fueron reconstruidas.
En este período el Nasi del Sanedrín, Hillel II creó un calendario oficial basado en cálculos matemáticos y astronómicos, y que prescindía de las observaciones empíricas de que se valieron hasta entonces. También entonces la academia judía de Tiberius comenzó a redactar la Mishnah, bajo la dirección de Yehudah Ha-Nasi. El texto está organizado de forma que cada párrafo de Mishnah fue seguido por una compilación de todas las interpretaciones, historias, y respuestas asociadas a ese Mishnah.
Los judíos de Judea recibieron un breve respiro en la persecución oficial durante el reinado del emperador Juliano que animó a los judíos a reconstruir Jerusalén. Su breve reinado impidió la realización de esta promesa antes de que el cristianismo fuese de nuevo impuesto en el imperio. En el 398 fue consagrado Patriarca Juan Crisóstomo, que hizo una serie de sermones contra los cristianos judaizantes que construirían un clima de desconfianza y odio en los establecimientos judíos grandes, tales como los de Antioquía y Constantinopla.
En el siglo V, Teodosio I convirtió el cristianismo en religión oficial del Imperio, prohibiendo a los judíos el tener esclavos, construir sinagogas nuevas o acceder a cargos públicos. El matrimonio entre judíos y cristianos se consideraba delito capital, al igual que un cristiano se convirtiese al judaísmo. Teodosio eliminó el Sanedrín y suprimió el puesto de Nasi. Con Justiniano I las autoridades restringieron los derechos civiles de los judíos y amenazaron sus privilegios religiosos.[8] El emperador también interfirió en los asuntos internos de la sinagoga prohibiendo, entre otras cosas, el uso de la lengua hebrea en la adoración divina.
Justiniano y sus sucesores tenían abandonada la provincia de Judea, por lo que, irónicamente, en el siglo VI se construyeron allí sinagogas nuevas con los suelos cubiertos de hermosos mosaicos. Los judíos asimilaron en sus vidas las formas de arte de la cultura bizantina, y en los mosaicos se muestran gentes, animales, menorahs, zodiacos, y caracteres bíblicos. Ejemplos excelentes de estos suelos se han encontrado en Beit Alpha (que incluye la escena de Abraham sacrificando un carnero en lugar de a Isaac, junto con un zodiaco magnífico), Tiberius, Beit Shean y Tzippori.
[editar] Medievo
Como consecuencia de la diáspora un gran número de judíos se instalaron en la península arábiga, lejos del control romano que, tanto en su época pagana como en la cristiana, los perseguía. Su vida fue también inestable allí: tras la muerte de Mahoma a mediados del siglo VII fueron expulsados de Arabia occidental.
Peor les fue cuando las cruzadas cristianas conquistaron Jerusalén en 1099, ya que fueron considerados deicidas y, en muchos casos, masacrados. No había habido un movimiento general contra los judíos por parte de los cristianos desde las conversiones forzosas del siglo VII, salvo algunas persecuciones locales, hasta que el Papa Urbano II despertó las bajas pasiones del populacho, que se movilizó contra los judíos.
El antisemitismo era evidente; así, Godofredo de Bouillón:
...juró que él no abandonaría la Cruzada antes de vengar la sangre de Cristo [con los judíos]... de modo que allí no pudiera seguir vivo ningún resto de ellos.
El emperador Enrique IV (al ser avisado de este compromiso por Qalonymus, dirigente judío de Maguncia) publicó una orden prohibiendo tal acción; Godofredo aseguró que nunca se propuso matar judíos, aunque había admitido un soborno de las comunidades judías de Maguncia y Colonia, que le enviaron de 500 marcos de plata cada una.[9]
[editar] Califatos musulmanes
Los judíos siguieron controlando parte del comercio en Palestina, y prosperaron bajo la institución del dhimmi. A pesar de ser ciudadanos de segunda, no sufrieron ninguna persecución, ya que los preceptos sobre dieta e higiene eran parecidos y, no menos importante, nunca fueron una amenaza política. Los judíos se adaptaron al mundo árabe, aprendieron el idioma y se encontraban en todos los escalones de la escala social, incluso en la corte.[10] Culturalmente continuaron evolucionando, por ejemplo el sistema niqud fue desarrollado en Tiberíades durante el califato.
[editar] Imperio otomano
Los judíos han vivido en Asia Menor durante más de 2400 años. La prosperidad inicial en épocas helenísticas se deterioró bajo los bizantinos, pero se recuperó bajo los varios gobiernos musulmanes. Durante el período otomano, Turquía era un asilo seguro para los judíos que huían de la persecución, y continúa teniendo una pequeña población judía hoy en día.
Cuando se desarrolló la batalla de Yarmuk y el Levante pasó a poder otomano, había comunidades judías en muchas poblaciones. Entre ellas Safed, que se convirtió en un centro espiritual para los judíos y en donde fue compilado el Shulján Aruj y otros textos cabalísticos. El primer periódico hebreo comenzó a editarse en el Imperio en 1577.
[editar] España
Mapa de las expulsiones de judíos en Europa entre 1100 y 1600.Artículo principal: Historia de los judíos en España
Como en el resto de países musulmanes, en Al-Ándalus los judíos fueron bien tratados, experimentando una Edad de Oro entre los años 900 y 1100, en el Califato de Córdoba. También eran aceptados en la corte de algunos reyes cristianos, como en la de Alfonso X.[11]
A partir del siglo XI hubo alborotos que obligaron a los judíos a refugiarse en guetos, sobre todo en Marruecos, Libia y Argelia.[12] También hubo varias persecuciones por parte de los musulmanes, como en Córdoba en 1011 y en Granada en 1066.[13] Se dictaron decretos que pedían la destrucción de sinagogas en Egipto, Siria, Iraq y Yemen, y en algunos casos forzaron a los judíos a convertirse al Islam.[14] Los almohades, que conquistaron la península ibérica en 1172, fueron fundamentalistas que trataron mal a los dhimmis. Expulsaron a judíos y cristianos de Marruecos y de Al-Ándalus, con lo que muchos huyeron al este a tierras más tolerantes, como Maimónides.[15]
En los reinos cristianos de la península la situación se fue deteriorando con el tiempo, hasta llegar a la expulsión de 1492. Estos expulsados son los sefarditas, y mantienen vivo el ladino, un lenguaje derivado del antiguo castellano. Los judíos que se quedaron fueron obligados a convertirse al catolicismo, y fueron víctimas frecuentes de la Inquisición.[16] [17]
[editar] Europa
Ha habido poblaciones judías en Europa desde épocas muy tempranas, especialmente en la zona que formó parte del Imperio romano, constituidas por conversos al judaísmo, comerciantes y, más adelante, por los judíos expulsados por Adriano. Según James Carroll, los judíos constituían el 10% de la población total del Imperio romano. Según esta proporción, y si no hubieran intervenido otros factores, hoy habría 200 millones de judíos en el mundo en vez de algo más de 13 millones.[18]
Hay registros de comunidades judías en Francia y Alemania a partir del siglo IV, y comunidades judías en España desde épocas anteriores. Generalmente, fueron perseguidos. Puesto que eran los únicos a quien les estaba permitido prestar dinero con interés, algo (prohibido a los católicos por la Iglesia), algunos judíos se convirtieron en importantes y conocidos prestamistas. Los reyes cristianos comprobaron la ventaja de tener unos súbditos que pudieran proveerles de capital para su uso sin ser excomulgados, así que el comercio de dinero en Europa occidental recayó en manos de los judíos.
Las persecuciones fueron más intensas a partir de la Primera Cruzada, y fueron seguidas por expulsiones. Los judíos expulsados de Francia (1396) y Austria (1421) huyeron a Polonia; son los askenazíes, que hablan yidis, lenguaje derivado del alemán.[19] La mayoría de los cerca de 200.000 sefarditas se refugiaron en el Imperio otomano, Holanda y África del norte.
Como consecuencia, en el siglo XVII casi no vivían judíos en Europa occidental. La tolerante Polonia tenía la mayor población judía de Europa, pero la tranquilidad acabó tras la sublevación de los cosacos en 1648 y las guerras suecas de 1655.
[editar] Renacimiento europeo
Durante el Renacimiento y la Ilustración hubo cambios en la comunidad judía. La Haskalá fue paralela a la Ilustración, pues los judíos comenzaron en el 1700 a hacer campaña para integrarse en la sociedad europea. La educación secular y científica se agregó a la instrucción religiosa tradicional, y el interés por una identidad judía nacional, y comenzó un interés por el estudio de la historia judía y del hebreo. la Haskalá dio a luz tanto a movimientos reformistas como conservadores, y plantó las semillas del sionismo al mismo tiempo que animaba a la asimilación cultural dentro de los países en los cuales residían los judíos.
Al mismo tiempo surgía el Judaísmo jasídico, predicado por el rabino Israel ben Eliezer, que reclamaba el seguimiento estricto de los preceptos de la Toráh. Estos dos movimientos, haskalá y jasidismo, formaron la base de las divisiones modernas dentro de la sociedad judía.
Mientras cambiaba el mundo interior a las comunidades judías, comenzaron las discusiones para aplicarles la desigualdad de derechos políticos . El primer país en hacerlo fue Rumania, durante la revolución de 1789. Incluso así se esperaba que los judíos se integraran, abandonando sus tradiciones. Esta ambivalencia se demuestra en el famoso discurso de Clermont-Tonnerre ante la Asamblea Nacional en 1789:
Debemos rechazar contundentemente a los judíos como nación, y aceptarlos como individuos. Debemos retirar el reconocimiento de sus jueces: deben solamente tener nuestros jueces. Debemos rechazar la protección legal al mantenimiento de unas supuestas leyes judías; no se debe permitir que formen dentro del Estado un cuerpo político o una orden aparte. Deben ser ciudadanos individualmente. Pero, algunos me dirán, ellos no desean ser ciudadanos. ¡Fuera entonces! Si no desean ser ciudadanos, deben decirlo así, y entonces los desterraremos. Es repugnante tener dentro del estado una asociación de no ciudadanos, una nación dentro de la nación.
[editar] Siglo XIX
Aunque todavía había persecuciones esporádicas, la emancipación se extendió a través de Europa, por la invitación de Napoleón a abandonar los guetos amparados en el Código Napoleónico. Antes de 1871 cada país europeo, excepto Rusia, había emancipado a sus ciudadanos judíos.
A pesar de la integración surgió una nueva forma de antisemitismo, basado en las ideas de la raza y del nacionalismo más que en el odio religioso de la Edad Media. Esta teoría sostuvo que los judíos eran una raza separada e inferior de la gente aria de Europa occidental, y condujo a la aparición de partidos políticos en Francia, Alemania, y Austria-Hungría que hicieron campaña para anular la emancipación. El episodio más conocido es el caso Dreyfus, en Francia. Estas persecuciones, junto con pogroms patrocinados en Rusia por el estado, llevaron a un gran número de judíos, como a Theodor Herzl, a creer que solamente estarían seguros en su propia nación.
Al mismo tiempo, la migración judía a los Estados Unidos creó una nueva comunidad liberada de las restricciones existentes en Europa. Alrededor de 2 millones de judíos llegaron a EE UU entre 1890 y 1924, la mayoría desde Rusia y Europa Oriental.
[editar] Siglo XX
Aunque los judíos se integraron cada vez más en Europa, luchando con sus países de origen en la Primera Guerra Mundial y formando parte de los movimientos artísticos y culturales de los años 20 y 30, el antisemitismo racial permanecía. Alcanzó su forma más virulenta en la matanza de alrededor de seis millones de judíos durante el Holocausto, borrando una historia de 2000 años.
El 29 de noviembre de 1947 las Naciones Unidas aprueban la creación de un estado judío y otro árabe en el Mandato Británico de Palestina, y el 14 de mayo de 1948 el estado de Israel se declara independiente, representando la primera nación judía desde la destrución de Jerusalén. Andréi Gromyko, embajador de la URSS en la ONU, propone que Israel sea aceptado como miembro de pleno derecho. El pleno de la ONU lo aprueba.
El día siguiente, 15 de mayo de 1948, comienza la guerra árabe-israelí, al no aceptar los países árabes la declaración unilateral de Israel. Fue la primera de las subsecuentes guerras entre Israel y sus vecinos árabes, que han traído el éxodo de los palestinos y la persecución de los casi 900.000 judíos que vivían en países árabes
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