Capítulo Tres
El sellamiento
El apóstol Juan se refiere al sellamiento en las siguientes palabras: " Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, no sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y el mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios" (Apocalipsis 7:1-4).
Mientras los mensajeros de Dios refrenan los poderes de la tierra para que no se siembre destrucción desmedida en el planeta, los miembros del pueblo de Dios en la tierra reciben el sello del Creador.
"Algunos insistirán en que el Señor no es tan meticuloso en sus requerimientos; que no es su deber observar estrictamente el sábado con tanta pérdida, no ponerse en conflicto con las leyes del país. Pero en esto es precisamente donde viene la prueba, en saber si honraremos la ley de Dios por encima de los requerimientos de los hombres. Esto es lo que hará distinción entre quienes honran a Dios y quienes le deshonran" (JT 2:183).
El sellamiento ocurre hasta que llegue a su fin la gran proclamación del evangelio, el derramamiento de la lluvia tardía y la obra mediadora de Jesús como Sumo Sacerdote en el santuario celestial. Esto significa que el sellamiento concluye cuando termina el Juicio Investigador. "Cuando termine el mensaje del tercer ángel la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra. El pueblo de Dios habrá cumplido su obra; habrá recibido la ‘lluvia tardía’, el ‘refrigerio de la presencia del Señor’, y estará preparado para la hora de prueba que le espera. Los ángeles se apuran, van y vienen de acá para allá en el cielo. Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final, y todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido ‘el sello del Dios vivo’. Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial" (CS, 671).
"Ahora es cuando debemos guardarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos sin contaminación del mundo. Ahora es cuando debemos lavar el manto de nuestro carácter y emblanquecerlo en la sangre del Cordero. Ahora es cuando debemos vencer el orgullo, la pasión y la pereza espiritual. Ahora es cuando debemos despertarnos y hacer un esfuerzo resuelto para lograr simetría de carácter. ‘Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones’ (Hebreos 3: 7, 8, 15)" (JT 2:70) "Ahora es el momento de prepararse. El sello de Dios no será nunca puesto en la frente de un hombre o una mujer que sean impuros. Nunca será puesto sobre la frente de seres humanos ambiciosos y amadores del mundo. Nunca será puesto sobre la frente de hombres y mujeres de corazón falso o engañoso. Todos los que reciban el sello de Dios deberán estar sin mancha delante de Dios y ser candidatos para el cielo. Avanzad, mis hermanos y hermanas" (JT 2:71).
El sellamiento es una obra espiritual que tiene lugar en la vida de cada creyente. Confirma la fe y madura la experiencia espiritual en un proceso de santificación lo cual únicamente puede ser posible por la acción directa del Espíritu Santo. Por esa razón, se puede afirmar que el sellamiento y la lluvia tardía son partes constituyentes de una misma experiencia de fe.
Continúa en el capítulo cuatro
Dr. Tevni Grajales G.
Universidad de Montemorelos
Montemorelos N.L., México; Febrero 16, 1999
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