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viernes, 28 de enero de 2011

Una Mirada Cercana a Apocalipsis 9 y 16

Una Mirada Cercana a Apocalipsis 9 y 16

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Para comprender la Escritura, es necesario permitir que la Palabra se interprete así misma. Frecuentes problemas se evitarían al aplicar o llegar a conclusiones forzando un pasaje que no encaja. La clave es por lo tanto discernir. Si nos mantenemos en un solo escenario podemos perder lo que quiere decir realmente un pasaje bíblico, descartándolo por desajustado a nuestras propias suposiciones. Jesús dijo, “Mirad que nadie os engañe” (Mateo 24:4; Marcos 13:5; Lucas 21:8).
Uno de los lugares más comunes donde siempre sucede lo antes descrito es el libro del Apocalipsis en los capítulos 9:13-21 y 16:12-16. De modo general, la interpretación profética es que ambos pasajes exponen un mismo suceso o acontecimiento aunque desde perspectivas no iguales, a saber, un pasaje narra desde una perspectiva celestial y el otro desde una perspectiva terrenal. Una simple lectura lo demuestra, pero un estudio más detallado nos mostrará, como veremos, que posiblemente no correspondan al mismo evento.


Apocalipsis 9:13-21

“El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz que salía de los cuatro cuernos del altar de oro que está delante de Dios, y decía al sexto ángel que tenía la trompeta: Suelta a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates. Y fueron desatados los cuatro ángeles que habían sido preparados para la hora, el día, el mes y el año, para matar a la tercera parte de la humanidad. Y el número de los ejércitos de los jinetes era de doscientos millones; yo escuché su número.”
Juan es llevado o conducido, en el Espíritu, directamente a los cielos para ser testigo de eventos asociados con el Trono de Dios (Apocalipsis 4:1-2). Juan puede ver la ruptura de siete sellos y ángeles haciendo sonar unas trompetas. Al sonido de la sexta trompeta, se oye una voz que le dice al sexto ángel (portador de la trompeta) que libere cuatro otros ángeles atados en el Río Eufrates. Vemos aquí una imagen o cuadro de la preelección: cuatro ángeles “que habían sido preparados para la hora, el día, el mes y el año”. Angeles elegidos (“preparados”) para una misión, arrasar con la tercera parte de la humanidad. Estos cuatro ángeles, controlan un ejército de 200 millones de caballos y jinetes que destruyen la tercera parte de toda la población humana al ser liberadas tres pestes: fuego, humo y azufre. Juan en su visión describe los caballos diciendo “el poder de los caballos está en su boca y en sus colas” Note que no se trata de la destrucción de Israel como algunos pretender explicar, sino de la tercera parte de toda la humanidad. El verso 20 del mismo capítulo señala que los hombres restantes no se arrepintieron de su adoración de demonios e ídolos de plata, oro, bronce, piedra y madera, así como tampoco de cometer asesinato e inmoralidad. Nuevamente, observe que en ningún sitio del pasaje se nombra a Israel ni tampoco el Señor haciendo presencia para luchar por Su pueblo Israel o para liberar la tierra del ejército masivo encabezado por los mencionados cuatro ángeles.


Apocalipsis 16:12-14,16

“El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y sus aguas se secaron para que fuera preparado el camino para los reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta, a tres espíritus inmundos semejantes a ranas; pues son espíritus de demonios que hacen señales, los cuales van a los reyes de todo el mundo, a reunirlos para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. ... Y los reunieron en el lugar que en hebreo se llama Armagedón”.
Más adelante, los señalamientos de Juan en el cielo tienen otra manifestación adicional: “Y vi otra señal en el cielo, grande y maravillosa: siete ángeles que tenían siete plagas, las últimas, porque en ellas se ha consumado el furor de Dios.” (Apocalipsis 15:1). Al ser derramadas las copas de la ira de Dios, Juan hace una descripción de lo que acontece principalmente en la tierra. La sexta copa es vertida para secar el Río Eufrates y pavimentar el camino a las naciones provenientes del oriente [el texto literalmente dice nacimiento del sol donde levanta la luz] Juan narra entonces lo que él ve pasar esta vez en el reino espiritual: “Y vi salir de la boca del dragón [Satanás], de la boca de la bestia [gobierno mundial] y de la boca del falso profeta, a tres espíritus inmundos semejantes a ranas; pues son espíritus [pneúma] de demonios [daimónion] que hacen señales, los cuales van a los reyes de todo el mundo, a reunirlos para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. ... Y los reunieron en el lugar que en hebreo se llama Armagedón. (Apocalipsis 16:13-14,16). Juan ve como Satanás, el gobierno mundial y el falso profeta envían espíritus demoníacos con el fin de reunir y agrupar naciones que vayan contra Israel. El texto no dice que los espíritus sean enviados para destruir el mundo; su propósito más bien consiste en organizar los ejércitos del mundo para ir contra el pueblo de Israel. El profeta Zacarías también lo muestra. Dios declara por intermedio de su siervo Zacarías que reunirá a todas las naciones para ir contra Jerusalén (Zacarías 14:2).


¿Diferentes Acontecimientos o Diferentes Puntos de Vista?

El estudio en detalle de ambos pasajes del Apocalipsis pone de manifiesto la evidencia no vinculante entre dos eventos. Uno de los pasajes muestra el envío de un ejército para arrasar y asesinar la tercera parte de la humanidad; el otro, habla de la agrupación de naciones en contra de Israel para juicio Divino. Es cierto que algunos de los hechos suscitados en el vertimiento de las copas de la ira parecieran coincidir con algunos acontecimientos afiliados al sonar las siete trompetas. No obstante, los sucesos no muestran definitiva transparencia. Al sonido de la primera trompeta la tercera parte de la tierra muere calcinada (Apocalipsis 8:7); cuando se derrama la primera copa de la ira aparece “una llaga repugnante y maligna en los hombres que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen” (Apocalipsis 16:2)

Conclusión

En definitiva, lo que queremos poner en relieve, es que desconocemos con exactitud lo que todo esto significa. Podemos “favorecer” cierta interpretación bíblica, pero es solo eso — una simple interpretación, y aunque ejercitemos diversos escenarios, el desafío y responsabilidad nuestro esfuerzo debe ser aperturar espacios que faciliten la revelación venida del Señor. Pablo claramente expresó “porque en parte conocemos, y en parte profetizamos” (1 Corintios 13:9) Si seguimos enfrascándonos tratando de hacer que la Escritura se adecue o ajuste a nuestras propias conclusiones, nos precipitaremos al fallo del central objetivo, el cual es, el establecimiento del Reino de Dios. Cuando el Señor lo crea importante, El Señor mismo nos proveerá del completo entendimiento. Hasta que esto no suceda... mantengámonos siempre vigilantes.


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